Agua
salada: el agua siempre hay
que salarla cuando llega al punto de
ebullición. La sal hace que la temperatura del agua aumente más despacio.
También conviene saber que, una vez que el agua hierve, la sal estabiliza la
ebullición.
El agua de las verduras siempre se sala a
razón de 20g de sal por litro, es decir, el equivalente a una cucharada sopera
rasa. Además, se utiliza sal gorda de mar sin refinar, es decir, muy yodada. Es
mucho mejor.
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